sábado, 8 de agosto de 2015

El dolor

Estoy dias despedimos a Paulino.  Conozco la sensacióde impotencia, de que tus ojos sdesbordan sin cauce por las mejillas, de que tu vida sea el latido, la respiración, el silencio de tu misma sangre, desdoblada, adormecida, ausenten la cama de un hospital.
Mi abuelita, Encarna, me habla desdesa cama, me sonrie.  Salgo del hospital entumecida, anhelando un abrazo de las estrellas para mitigar mi dolor, ques la suma de todos mis antepasados encapuchados bajo el tiempo.


Ana Tapias

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