Escribo atada al amanecer, mece mis ideas desnudas, adormiladas, bajo la manta, sin estrés. El ruido se asoma a mi vida al abrir la ventana. Pájaros, balcones, puertas, cuchillos, cucharas, coches, vecinos, me hablan, me obligan a responder, a dejar a los personajes, que mis manos esculpen como si fueran figuras de barro cocido a fuego lento. Vuelvo a la realidad, olvido la fantasia que es silencio. Soy la otra: hablo, rio, juego a vencer a la derrota que me acosa, camino, busco el amanecer.
Ana Tapias
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