A mi, no me gustan los toros, pero, si me gustaran no tendría que pedir perdón, pues vivo en una democracia, donde cada uno es libre de pensar cómo quiera, siempre dentro de la ley. Nadie tiene que imponer su pensamiento a nadie. La sociedad española es amplia y plural, comedida y lanzada, agreste y cosmopolita; hemos de respetar, dentro de nuestro conjunto de sentimientos y sensibilidades a aficionados a los toros, y a animalistas. Solo así, podremos construir la arquitectura de la paz.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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