Mi madre dice, "Que lo mío no es la limpieza, que no sabe si se me dará algo bien". A uno, le gusta sentirse útil, adaptado, creyente en lo que hace; lo reconozco, no puedo concéntrame en el rezo de limpiar; simplemente, me aburre. No llego a ver las manchas, ni sus circunstancias. Me limito a frotar la superficie, hasta borrar aquello, que parece diferente; pero, creo en las diferencias, en lo heterogéneo, en la rebeldía, en superar la tradición, por eso, me gustan las manchas no matarlas. Mi madre tiene razón.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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