Cada amanecer, abrimos los ojos sin
querer, impulsados por la rutina, que nos conduce a dejar de lado las
pesadillas, de las que nos sabemos cómo salir. Nos convertimos en seres, que
caminan ajustados a unas normas, que no hicimos pero que hemos de perpetuar.
Nos adosamos a seres, que forman parte de semáforos, de
calles, de edificios, de espacios atestados de otros pies, cansados, de
sobrevivir bajo la incertidumbre. Nos perdemos en la mirada de otros seres, quienes
han olvidado que el arco iris siempre sale. Nos camuflamos, en una comedia
interior que no vivimos, para demostrar que nunca lloramos bajo la lluvia.
Nos alejamos, en, viejas, fotografías, imposibles de recordar, que se pierden al
otro lado del horizonte. Cada amanecer nos despedimos de la sinceridad.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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