martes, 7 de mayo de 2019

Otras soledades

Cuando voy a la Estación de autobús, me suelo fijar,  en las personas, en sus actitudes, en sus rostros. Algunos, parecen perdidos en medio de los andenes; escondidos, de la realidad, al lado de la marginalidad; asustados, de una sociedad, que los obliga a permanecer yacentes; cohibidos bajo la manta  de sus silencios. El hombre de la columna, hablaba con una mujer, sentada a su lado. No fui capaz de escuchar sus palabras;  pero si, de leer en su soledad, que no podía viajar hacia un destino sin tragedias, sin lágrimas, sin culpabilidad. Mientras los autobuses llegaban y se iban. La vida nunca se detiene ante el sufrimiento.


Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

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