Cada mujer asesinada, hoy ha caído otra en
Elche, es una gota de adiós en medio de la nada. Una gota sin bautizar, solo
con lágrimas que recorren los cementerios asiladas al olvido, a la no
existencia, a la imposibilidad de resucitar de la injusticia de la que fueron
víctimas. Ellas somos nosotros, nosotras somos ellas. Nadie sonríe si ellas no lo hacen. Nadie es utopía
si ellas son silencio. Cada minuto, miles de mujeres son amenazadas,
son vejadas, son denigradas. Cada hora, cientos de mujeres se
aferran a su soledad, en una sociedad de ruidos, de palabras, de gritos. Cada
año, una mujer sobrevive al maltrato de un hombre al que quiere. Cada, cada,
mujeres con destino, dejan huellas de sangre sobre el asfalto, sobre el suelo,
sobre la nada. Cada, cada, un niño no tiene madre. Cada, cada, un hogar se
despide de la vida y el sentido común es enterrado.
Ana Tapias( todos los derechos reservados) ©
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