La memoria se difumina por el paso del tiempo; que la agota; que la intimida; que la rompe. Convirtiéndose en un huevo, roto; descuidado en el vertedero del ayer; donde, lentamente, se va disipando junto a otras memorias, que apaciguadamente naufragan dentro del olvido; que abandonan la marcha nupcial, para entregarse a ser una estrella, que alguien, en los días de lluvia, recordará en silencio
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