La noche del martes, trece de agosto, Tomas. J.
R, se lanzó a la ventura y presuntamente, golpeó y apuñaló a Pilar, cirujana
del hospital la Princesa de Madrid. El presunto culpable, sigue en busca y
captura, pero hasta que no se demuestre lo contrario y sea condenado por un
juez, es un presunto inocente. Mientras que, Pilar, no es una presunta muerta,
está muerta y enterrada. La imagen del presunto, ha sido difundida en las redes
sociales, por WhastApp, para que sea compartida, y localizado de una vez. Uno
siempre piensa, que la violencia no llega a los elegidos, a los más
inteligentes, a las clases elevadas. Uno siempre piensa, que es algo marginal,
que solo ocurre a extranjeros, inadaptados, violentos; llegados de culturas aún
más machista que la española; pues este
caso, es la muestra de que los presuntos inocentes, se dan en toda la sociedad;
quien ha de luchar; quien ha de gritar, quien
ha de denunciar, sin miedo, el maltrato
de cada uno de sus miembros.
Con admiración a Pilar
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