Somos vigilados por objetos anónimos, que observan
cómo nos comportamos, qué nos decimos, que no nos perdonamos, que olvidamos
bajo la almohada, que susurramos a los sueños, que perseguimos con la
esperanza, que descuidamos ante el despertador, que buscamos entre la
nostalgia, que negamos ante la realidad. Ellos, objetos sin causas pendientes,
nos hablan desde su silencio, nos dejan ante la soledad de nuestras existencias
colapsadas por el ruido
Ana María Tapias( todos los derechos reservados)©
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