La geografía de la mujer, se erosiona en montañas
de imposiciones, en valles de prejuicios, en océanos de humillaciones, que la
marginan hasta ahogarse dentro de la costumbre, frente a la que ha de callar; y ella, con la cabeza cortada de su cuerpo, que nunca la pertenece, ha de
mirar, sin pestañar, ajustada a una única dirección, sabiendo que su destino ha
sido secuestrado desde que nació; y ella, con el corazón roto, ha componerse, en
la rutina de cuartos sucios, de ventanas opacas, de casas con cerradura; donde ha
de esconderse de una sociedad, que ha olvidado que la mujer es libre de pensar,
de soñar, de amar, de elegir, de caminar sin ser propiedad de nadie
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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