La memoria de mis abuelos, late atrapada dentro de
mi sujetador, negro por el luto de sus ausencias. Me acerco a sus
infancias, poco prolongadas en el tiempo; puesto que mi abuela, se quedó huérfana
de padre de niña, y mi abuelo, era el séptimo de una familia de ocho hermanos.
Descifro sus olores, sus sabores, sus quehaceres, en las escasas fotografías
que me han llegado; que se deslizan por mis manos, para así poder
acariciar su amor, que tanto necesito para olvidar un mundo repleto de injusticia,
con sobrepeso de envidia: que acumula odio como forma de expresión; que es analfabeto del sufrimiento ajeno; que
ignora la bondad de los soñadores de utopías; que ningunea el talento de los
que vuelan por encima de supervivencia. La memoria de mis abuelos, es
mi tronco de felicidad, al que no puedo renunciar en mi soledad.
miércoles, 30 de septiembre de 2020
Sujetar la memoria
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
Con todo mi amor al niño Leo y a la niña Encarnita, os quiero.
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