Una cafetera, verde, con la tapa pegada a las
zapatillas de estar por casa, son indicios de rutinas aprendidas, oídas,
escuchadas como si fueran, viejos cuentos que nos contaban nuestras madres antes
de ir a la cama; como si fueran, brisas de mar que nos rozan la cara al abrir los
ojos; como si fueran, notas musicales que
nos invitan a bailar bajo la madrugada del deseo. Una cafetera, usada, con la
tapa oxidada junto a las zapatillas del descanso, son huellas que el destino lee
bajo la sombra de nuestros cuerpos.
Ana Tapias/ todos los derechos reservados)©
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