Mi abuela, siempre fue una mujer cuidadosa con
su aspecto, delicada, consecuente con su cuerpo; que cuidaba, para envejecer,
sin dejarse atrapar, por la telaraña del tiempo, y lo hizo, pues apenas tenía
arrugas, a sus noventa y dos años, cuando se despidió de nuestras vidas, con un
cutis perfecto. De los restos de su despedida, conservo su redecilla, que
envuelve a su memoria, en la consistencia de mis días sin ella; que lloran su
ausencia, como si fuera un lluvia fina, atrapada en la invisible del red del sentimiento;
que mi alma abraza cada momento, para reciclar
su mirada verde, que se posa sobre mi cuerpo erosionado por el viento;
zarandeado por la tormenta; agrietado por el destino; inundado por el dolor;
secuestrado por la incertidumbre; intimidado por la enfermedad; que busca en el
recuerdo el consuelo a mi existencia.
sábado, 4 de marzo de 2023
Envolver la memoria
Con todo mi amor, a mi abuela, Encarna Heredero Sanz, siempre en mi corazón abuelita.
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