lunes, 10 de marzo de 2014

11 M

No debería ser un día triste el de hoy, debería ser un día que anunciara la incipiente primavera que colma de rayos nuestros decadentes cuerpos.  Alguien marcó el destino de 191 vidas y de 1.858 heridos. 191 seres que se reciclan en el recuerdo de sus familiares cada segundo. Reciclan la suma de abrazos, besos, y momentos perdidos. Reciclan sus cuerpos en otros cuerpos,  que les llevan dentro. Leo sus nombres en el periódico. Les situo en su felicidad. Les obligo a sonreir desde ella. Les arrebataron la vida pero no la capacidad de perpetuarse  en el  pasado.  En  los besos a sus hijos, padres, madres, esposas, amigos, novias. En los regalos de los reyes magos. En las caricias del atardecer en sus cuerpos repletos de sueños. En sus paisajes inabarcables en la memoria. En sus miradas interrogantes ante la nota de selectividad. En sus cucharas sabrosas. En sus pies descalzos en la arena. En sus ecos en el vacio. En sus manos tocando la nieve. En sus corazones palpipantes.
No les mataron, les dejaron en otra realidad y a ella acudo para saludarles desde  mis palabras.
Termino con lágrimas, no quiero llorar, sino darles las gracias por haber vivido.
 
Con todo mi cariño y admiración a las víctimas.
 
Ana Maria Tapias Garcia.

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