El dia de su nacimiento y el día de su muerte son puñales para los ojos, colándose lágrimas sin preguntar, caen, y no dejaran de hacerlo porqué nunca podrán llenar el vacío que nos dejaron.
Su ausencia es un espacio que no traspasamos por miedo a que nos hablen desde su silencio. Sus cuerpos se visten en nuestros sueños donde toman forma y se dirigen a los nuestros, dejándonos su figura a la que abrazamos, pero nuestras pesadillas en blanco y negro dibujan muros que no pueden o no saben traspasar. Muros sin grúas, que con el paso de los años se convertirán en países a muchas horas de vuelo, y sin aeropuerto de partida. Su adiós son horas y horas de espera hasta que llegue nuestro lápida y dejemos de celebrar sus aniversario.
Su ausencia es un espacio que no traspasamos por miedo a que nos hablen desde su silencio. Sus cuerpos se visten en nuestros sueños donde toman forma y se dirigen a los nuestros, dejándonos su figura a la que abrazamos, pero nuestras pesadillas en blanco y negro dibujan muros que no pueden o no saben traspasar. Muros sin grúas, que con el paso de los años se convertirán en países a muchas horas de vuelo, y sin aeropuerto de partida. Su adiós son horas y horas de espera hasta que llegue nuestro lápida y dejemos de celebrar sus aniversario.
Ana Maria Tapias Garcia.
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