Me da pena ver los cadáveres de tortugas muertas en la India, ya sé que los humanos son más importantes, pero ellas también lo son.
Cuando sufrí la primera muerte de la familia, la de mi abuelo materno, a mis dieciséis años, mi dolor buscó la compañía de los animales. Los pájaros que mi abuelo cuidaba con tanto amor, y dos tortugas que no recuerdo cómo llegaron a mi vida. Las bauticé " Marina y Copito". Me encantaba verlas nadar en su pecera y comer la carne picada que devoraban ante mis ojos. Copito y Marina me ayudaron a olvidar la ausencia de mi abuelo. Cuando murieron lo pasé mal y decidí que no volvería a tener más.
Los animales son a veces nuestros pañuelos, debemos cuidarles y protegerles. Las ochocientas tortugas golfinas y dos delfines muertos en la costa Sur de la India, no merecían quedarse atrapados en la redes de los pescadores, ni ser golpeadas por las helices de los barcos, merecen nadar. Aprendamos a respetar y cuidar la naturaleza, pues forma parte de nuestra alma.
No al maltrato animal.
Ana Maria Tapias Garcia
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