En Kirguizistán la tradición se escribe con el secuestro de mujeres, a quienes obligan a casarse. Mujeres libres, como la flor, son dominadas por la violencia, violadas, sometidas a una vida que no eligieron. Dejando atrás la más elemental de su necesidad: vivir. Que te arranquen de tus sueños es como si te estuvieran guillotinando el corazón, y has de sobrevivir entre las malas hierbas sin él.
Las tradiciones han de abolirse, condenarse y destinarse a ser parte de un mundo, injusto, al que desechar.
Ana Maria Tapias Garcia.
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