No entiendo a quienes viven con amargura, la vida es maravillosa. Mi abuelo materno, Leoncio, que padeció un cáncer de vejiga durante diez años, en los cuales estuvo a punto de morir varias veces, decía" Otro día más que estoy vivo". Hace un rato fui al mercado de los jueves, que se celebra en la plaza mayor de Segovia. Compré manzanas, tomates y albaricoques. Tuve que pedir la vez, a mi me la pidió un señor con sombrero , para el sol. Tras pagar, me encontré con David que había aparcado la furgoneta, y se dirigía a su puesto de flores, con el abuelo de Carla y Alonso que regaba la acera, es dueño de un bar de copas y al llegar a casa con Milagros, que es una amiga-conocida de la familia. No muy alta, pelo blanco, corto, bien peinada, le di un beso, le conté de donde venía y me dio otro beso y me dijo" Te quiero mucho", casi lloro de felicidad, y es que pese a todas las zancadillas que me han puesto creo en la gente.
Ana Maria Tapias Garcia.
Te leo siempre, Ana, y cada vez me gusta más lo que escribes.
ResponderEliminarGracias de corazón. Un abrazo.
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