Sonríen sin retranca, han luchado por su medalla de plata. El baloncesto femenino se alza con la gloria. Aquellas niñas, que gastaban sus ahorros en encestar han comprado una cancha con vistas a la esperanza de millones de luchadores, que malviven con unas zapatillas, cuyos cordones se deshilachan una y otra vez. Aquellos, aquellas, que sueñen con apagar sus derrotas con el esfuerzo, ayer fueron felices gracias a ellas , quienes han acuñado la palabra victoria.
Sonríen sabiendo que su eco nunca dormirá.
Sonríen sabiendo que su eco nunca dormirá.
Ana Maria Tapias Garcia.
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