miércoles, 22 de octubre de 2014

Luz

A veces me siento derrotada, triste, cansada,  no encuentro mi sonrisa,  aparece ella, y mi sonrisa resurge de las cenizas. La echo de menos cuando no la veo por las calles. Es menuda, guapa, sonriente, valiente y luchadora.
Ayer, me contaba como se le cayó un sofá- cama encima de una sus piernas, que se quedó sin piel. Al día siguiente, fue hasta la ermita. Pasó tres semanas fundida por el dolor, con curas,  algunas mal hechas,  por los servicios de urgencias, que retrasaron su curación, hasta que pudo caminar bien.
Sus enfermedades no son obstáculo para ser feliz. Es un ejemplo, para aquellos que se encierran en sus problemas como excusa  para no vivir,  ni dejar vivir a quienes les rodean.
Al despedirnos, nos dimos un beso , y,  ese beso me regaló  fuerza para no llorar al planchar, para no llorar al fregar los platos esta mañana, para creer que si luchas la vida es hermosa. Gracias, Luz. 


Ana Maria Tapias Garcia.

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