martes, 21 de octubre de 2014

Lapidar

Ayer la televisión mostraba las imágenes difundidas por un grupo terrorista, de cuyo nombre no quiero acordarme. Una mujer acusada de adulterio fue apedreada por hombres, que lucen metralletas en sus miradas, por hombres con cuchillos en sus labios, por  hombres que no saben ser felices.
 Ella, ya no es ella, es su cadáver que  no llora, que no levantará a un ejercito de mujeres que acumulen ladrillos en sus vientres, como si fueran hijos para ser más fuertes, que quienes las ejecutan. Ellas resistirán la venganza de una cultura, que las maniata a una cuerda para hacer justicia. Ellas somos nosotros: hombres y mujeres que caminamos con su olor.
No más lapidaciones.

Ana Maria Tapias Garcia. 

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