domingo, 5 de abril de 2015

Bamba


Últimamente, vuelvo con asiduidad a mi infancia, donde creía en la bondade mis compañeras de colegio, dmis amigas, dmi familia, pero la realidad es implacable, dura, cruel, y,  he perdido la fe.
Mi pensamiento, columbra hacia aquellas tardes, en las que mis abuelos, maternos, entrabaeel Cuarto de estar sonrientes, con un paquete coronado por un corn amarillo, qununca lograba desatar a tiempo de mi hambre, y que ocultaba una bamba de crema,  llena de amaneceres sierosionar. Pasados tantos años, la saboreó con la nostalgia del recuerdo, eel que aúcreo.

Ana M. Tapias. G

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