Echo de menos, aquel ayer, donde el tronco de un árbol era un lugar en el que mi sombra se refugiaba de la realidad, que me acosa últimamente llevándome al Tanatorio. Mi piel llora. Mis manos sangran. Mis pies se paran ante un cadáver que cualquier dia seré yo. Alguien me mirará con pena. Otros con desgarro interior, sujetando las lágrimas a su mochila de recuerdos, a la que acudiré envuelta en la sábana del pasado. Mi memoria se perderá en el polvo del tiempo.
Echo de menos, aquel ayer, donde sonreia sin miedo al lado de un árbol mientras jugaba al escondite con la vida.
Echo de menos, aquel ayer, donde sonreia sin miedo al lado de un árbol mientras jugaba al escondite con la vida.
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