Me aferraba a la manta para no caerme dentro de mi pesadilla. Miraba por la ventana de la terraza, una enorme grúa se movía de un lado a otro, tiraba un edificio, la calle quedaba desnuda. La grúa seguía derribando casas, había gente, sus cuerpos colgaban de los balcones, nadie los ayudaba, la siguiente sería mi casa, iba a morir, lo sabía. La grúa no paraba.
Me desperté asustada, no volví a dormirme. Me levanté, fui a la terraza, solo vi estrellas, seguia viva.
Ana Tapias
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