La gustaban los gatos, tenía cuatro a los que cuidaba como si fueran hijos. En su tiempo libre se subía al pequeño teatro de la Iglesia de San Nicolás,(en Segovia),su voz nos acercaba a princesas encantadas, a sapos voladores, a reyes malvados con lágrimas de cristal que nos partían el corazón en mil pedazos.
Mari Paz caminaba despacio, amando el suelo, susurrando silencios al ocaso, buscando refugio a su tristeza. Un infarto la dejado sin vida a los 47 años. Mi corazón llora. La muerte fulminante venda las palabras que no dijimos, que se pierden en el olvido donde habita Mari Paz.
Mari Paz caminaba despacio, amando el suelo, susurrando silencios al ocaso, buscando refugio a su tristeza. Un infarto la dejado sin vida a los 47 años. Mi corazón llora. La muerte fulminante venda las palabras que no dijimos, que se pierden en el olvido donde habita Mari Paz.
Te echare de menos amiga.
Ana Tapias
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