Estos dias camino por la tarde por Madrid. Mis ojos buscan la realidad que no encuentro en mi ciudad: Segovia. Siempre sigo el mismo trayecto, bajo por Ortega y Gasset, tuerzo a la derecha que me lleva hacia Colon. La bandera Española ondea preocupada estos dias, me dirigo hacia el Paseo de Recoletos hasta llegar a Cibeles, donde emprendo la subida hasta la Puerta de Alcalá para llegar a mi meta la calle Goya.
Observo a personas diferentes que pululan por las calles. Hay gente que permanece fiel a su lugar como el Payaso-malabarista que entretiene a los coches para recibir unas monedas; o el señor mayor, con Parkinson, que vende pañuelos en un paso de peatones, en frente está la tienda de Loewe. A otros me los encuentro a veces, como el hombre sin un brazo que pide sentado apoyado junto a una farola. El hombre de barbas que rebusca en la basura.
Ayer me sorprendió una pancarta que decía! Refugeees Welcome", en el Ayuntamiento de Madrid.
Observo a personas diferentes que pululan por las calles. Hay gente que permanece fiel a su lugar como el Payaso-malabarista que entretiene a los coches para recibir unas monedas; o el señor mayor, con Parkinson, que vende pañuelos en un paso de peatones, en frente está la tienda de Loewe. A otros me los encuentro a veces, como el hombre sin un brazo que pide sentado apoyado junto a una farola. El hombre de barbas que rebusca en la basura.
Ayer me sorprendió una pancarta que decía! Refugeees Welcome", en el Ayuntamiento de Madrid.
Cada uno aportamos un granito de felicidad, de sueños, de lágrimas, de sonrisas, al mundo y solo por eso merece la pena aventurarse en colonizar los sentimientos de los que nos rodean.
Ana Tapias
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