Siempre que el hombre o la mujer del tiempo anuncian lluvia, me encuentro con segovianos que blanden paraguas en sus manos. No queremos mojarnos, sino sobrevivir a las pegajosas gotas, que a pesar de nuestras precauciones , nos acaban por empapar de nostalgia. He descubierto, que la lluvia son nubes del ayer, que descargan en el hoy; por eso siempre nos mojamos.
Ana Tapias
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