martes, 15 de noviembre de 2016

Mayúsculas giratorias

Ya ni nos preguntamos dónde se esconden esos políticos, que fueron tan importantes en nuestras vidas, durante meses. Sabemos que sus jefes, la mayoría corruptos por el sistema, los han recompensado con una embajada, un cargo directivo en una empresa de infinitos accionistas, o una silla vacía en algún consejo de dirección. Ellos o ellas, son mayúsculas giratorias mientras que el resto hemos de padecer los madrugones, las caras inhóspitas de los compañeros, los charcos que se mecen sin pedir permiso cuando llueve, el frio en la nostalgia de una vida mejor. Nosotros, nosotras, somos minúsculas sedentarias, ahí radica la diferencia.
Ana Tapias
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