Hace tres años, que un amigo me inició en el oficio de ser voluntaria. Soy voluntaria deportiva, y voluntaria cultural. Lentamente he ido conociendo el latido generoso, de quienes, permanecen de pie, callados, ausentes, observando que nada se salga del guion.
A veces, la concejala de Cultura, regala una sonrisa; otras, la funcionaria del Ayuntamiento, advierte que tus zapatos suenan como si fueran truenos en la oscuridad; y uno siempre, ha de guardar silencio en su tiempo libre. Ser voluntario es un acto de fe.
A veces, la concejala de Cultura, regala una sonrisa; otras, la funcionaria del Ayuntamiento, advierte que tus zapatos suenan como si fueran truenos en la oscuridad; y uno siempre, ha de guardar silencio en su tiempo libre. Ser voluntario es un acto de fe.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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