Viajar en metro ya no es lo que era. Antaño, nos mirábamos con recelo a la cara, buscando nuestras grietas, nuestros silencios, nuestros lamentos callados insurgentes bajo la mirada. Ahora, vivimos secuestrados por pantallas del teléfono. No podemos dejar de mirarlas. Nos hemos vuelto maquinas sin voz.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
No hay comentarios:
Publicar un comentario