Vamos
hacía la deriva sin remedio. La muerte nos empuja, lentamente, hacía nuestro
final, nunca anuciado, ni deseado, ni acariciado. En los funerales, ponemos cara
de a nostros no nos pasará, pero estaremos cualquier dia, en la la dulce caja, ajenos a las
lágrimas de nuestros familiars. Quienes se recompondrán sin aspavientos de
plañideras, ajustándose al ritmo del sol, de las estrellas, al devenir de las
olas, sobre su cuerpo. El caos se apoderará de nuestras neuronas, que olvidarán
para siempre la deriva que nos acosa.
Ana
tapias( todos los derechso reservados)
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