jueves, 5 de julio de 2018

Adiós a una margarita

Cada día, he pasado junto a ella; la he abrazado con mi mirada; la he susurrado con mis fotografías; la he acariciado al terminar. Nunca me atreví a besarla, no fuera a ser que pusiera celosa a una abeja y me picara. Tal vez, debería haberlo hecho, para así, sentirla junto a mis labios, y no olvidar nunca mi primer beso a una margarita; pero no lo hice, y siempre me arrepentiré por ello. Mañana, cuando vaya a su encuentro no estará;  lo sé; me lo dice mi corazón de flor,  que escucha el eco de sus lágrimas desde mi jardín de sueños.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

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