El Acueducto de Segovia, ha sobrevivido a
todos y a casi todo; hasta tuvo que soportar el tráfico bajo sus arcos, y sigue
sin inmutarse al paso del tiempo; pese a las agresiones acústicas, o de
gente que se sube a sus arcos para hacer fotos que nunca serán inmortales.
Sobrevivir no siempre es fácil, requiere educación, respeto, diálogo interior,
y, sometimiento al destino, ante el que es siempre una utopía sublevarse, pues la muerte siempre llega como si fuera un globo posado sobre nuestros
deseos. Los seres con corazón. sobrevivimos con argamasa, ahí está diferencia
con el Acueducto.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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