¡ Cuántas veces! Me topo en esta enredadera, de pequeñas calles segovianas, con miradas que me analizan, me escrutan, me interrogan, hasta el último detalle. Esquivo sus preguntas, sus prejuicios, sus diatribas mal intencionadas. Procuro que resbalen sobre mi epidermis sus conquistas de poder, que me arrebatan la tranquilidad durante horas. Invaden mi sentido común; lo encarcelan dentro de la agonía de sus vidas; siempre perfectas; de donde nunca salen para abrazar el horizonte. Pero, a veces, es necesario, bailar en la oscuridad; cantar desafinando; amar a la locura; vengarse de la tristeza; escribir rimas imperfectas; tallar imprecisiones sobre la arena; para poder caminar entre el destino.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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