Apenas nos damos cuenta, por la velocidad de la luz a la que nos somete la rutina, pero el tiempo siempre pasa; nunca se queda a dormir bajo nuestra alhomada; no descansa; no suspira; prentende derrotarnos, convertirnos en cascaras rotas, que han olvidado la belleza en un espejo. perdido en la cadena de evolución hacía la eternidad. El paso del tiempo nos aclara que somos efímeros.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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