La belleza, llega a los espacios más ínfimos,
donde la mirada ha eludido recibir posada. Una cuchara recién usada, al
mezclar el descafeinado junto a la leche, es una conquista efímera de la
belleza, que desaparece en el grifo del agua; en silencio; bajo el olvido; ausente del significado de formar parte de un
atardecer cargado de despedidas, de lágrimas cansadas, de suspiros sin destino;
pero, la cuchara, merece ser admirada, pues ayuda a nuestra supervivencia
diaria, que siempre es necesaria para seguir soñando(Ana Tapias/ todos los derechos reservados)©
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