Todos tenemos una parte de cuchara, que es
nuestra soledad; donde nadie nos arrebata nuestro silencio; donde no
llegan los ladrones de excusas; donde las metástasis de simpatía topan con la
agonía; donde se suben y se bajan las persianas de la existencia; donde
se llora bajo la lluvia, sin dar explicaciones sobre la fe en la vida; donde se
acaricia a las dudas; donde se besa soñar con el destino; donde se anhela el susurro de
nuestros muertos; donde se quiere recuperar el apetito de la confianza
traicionada. Todos tenemos una parte de cuchara, que hemos de escuchar para
poder caminar sin mirar hacía detrás
Ana Tapias( todos los derechos
reservados) ©
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