No es fácil dejarse llevar por la rutina; someterse a los dictados de la lluvia; encaramarse a la velocidad de las
segundas o terceras oportunidades; meditar, sin gritar, sobre los desencuentros;
olvidar el desayuno de injusticias; caer ante la adversidad sin hacerse
preguntas; soñar sin tener nada a lo que
aferrarse; sobrevivir a uno y a mil fracasos; cantar a la soledad sin miedo;
hablar a los sordos de los prejuicios; sentir
la mirada del ayer sin abrazarla; saltar
en paracaídas pese a la derrota. La vida, nunca nos invita a creer en el
destino, pero el destino sí en la vida.
Con cariño, a mi amiga Sara.G de Pablos.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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