Hay días, donde creo que la memoria me habla. Uno
de los cajones de mi mesilla, estaba mal cerrado, de él, sobresalía, la
redecilla que mi abuela, materna, se ponía, cada noche, para no estropearse el
peinado. Así que, llamada por una voz escondida al otro lado de la realidad; he
cogido la redecilla entre mis manos; la he acunado como si fuera mi abuela; he
acariciado a su pelo canoso; he hablado con su ternura; he contestado a su
eco; he besado sus pómulos; he sentido
su latido en mi sonrisa; he llorado, en silencio, el paso del tiempo; que es la
derrota del ayer; que es el triunfo del hoy; que será la utopía del mañana
. Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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