La
rutina, nos obliga levantarnos como si el día de hoy fuera el único
a memorizar dentro de un calendario, donde tachamos los segundos que parecen firmamentos,
para llegar a la Navidad, porqué en Navidad siempre nieva,
aunque sea en las películas y eso nos deja acariciar la infancia, donde soñar parecía fácil.
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