Cuando oigo las gotas, resbalar sobre el asfalto;
estrellarse contra los tejados; bañar las calles; deslizarse por las
hojas; brindar en las fuentes. He de precipitarme, hacía ellas, para
alcanzarlas, para besarlas, para abrazarlas. Los segundos, los minutos, las
horas, caminando, bajo la lluvia, me transforman en un ser de agua, que se evapora
al abrir la puerta de casa
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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