Amanecemos sin saber que será de nosotros; sin
adivinar que nos depararan segundos infinitos ante el dolor, ante la incertidumbre,
ante el sufrimiento, que golpea ante la perspectiva de un ataúd sin fecha;
cargado de olvido, inmerso en la memoria de aquellos que nos quisieron, pero
que terminaran por soñarnos como parte de su supervivencia, de su refugio de la
soledad, de su peregrinaje ante el silencio. Amanecemos atados a epidermis del
destino cargados de sueños.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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