Nuestra inmortalidad es vencer al tiempo,
derrotarlo, asociarlo con el ayer, mientras que nosotros pertenecemos siempre a
un presente ,sin fisuras, sin grietas, sin baches; sujetos al destino de un
esqueleto, que no nos pertenece, puesto que no le hemos elegido, pero que ha de
seguir nuestras palabras, nuestros hechos, nuestros sucesos como si formaran
parte de su integridad, que no ha resquebrajarse, que no ha de romperse, que no
ha de perderse, en las brumas del tiempo; que ha de permanecer cantando bajo
los minutos, bajo los segundos, bajo las horas de nuestra memoria.
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