El tiempo se asemeja a una trompeta dual,
de un payaso en un pista de circo, donde gira nuestro destino; mientras un
domador, amaestrado, por la monotonía la desdibuja dentro del olvido; la empapa
dentro de la lluvia; la pervierte dentro de la duda. El payaso, a duras penas,
logra levantarse dentro de los segundos, de los minutos, de las horas, de los
días que le parecen eternos para sobrevivir y efímeros para sonreír, en un
mundo donde las lágrimas se apoderan del sentimiento.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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