Se desvanece
el día, entre suspiros, que vigilan nuestras miradas cansadas, agotadas,
somnolientas; donde el hoy es ayer; donde el mañana es una utopía, adornada por
calendarios, con días que van y vienen en nuestro destino; que juega a no
caerse en el recuerdo, de quienes guardaran nuestra memoria como si fuera parte
de su supervivencia. Se desvanece el día, entre silencios que no volverán a
nuestras sombras, hartas de llorar sueños, exiliados a nuestra fantasía, donde
siempre tendrán cabida. Se desvanece el día, entre sonrisas, que se despiden
del momento, que es lo único que nos pertenece para resistir a la nostalgia de
ser efímeros.
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