La muralla de mi ciudad, fue construida, imagino, por el miedo a ser atacada por un conjunto de seres sin conciencia; fue construida, imagino, para ser escuchada por el mañana; fue construida, imagino, para habla del ayer; pero, pese a todo, seguro que en su alma, desbrozaba la incertidumbre, que le provocaba su soledad, en medio del destino; que acamparía sin piedad dentro de sus piedras; dispuestas a configurar abecedarios valientes; aglomeradas en la dicha de ser libres; ancladas en la erosión del silencio; que conjuga siglos después, una conquista de la vida; que se adormece al lado de la esperanza.
© Todos los derechos reservados) Ana Tapias
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