Tal vez, la noche y el día, sean percepciones de nuestro pensamiento; educado a seguir al sol; resignado a olvidar a la luna; que se deja querer, cuando nuestros ojos, cansados de librar batallas, contra seres sin bautizar, que ataviados con armaduras, de envidia, atacan nuestros cuerpos descuartizándolos en lágrimas; pues la bondad, murió envuelta en el dolor; que transita de cuerpo a cuerpo; que vaga de silencio a silencio; que devora sueño a sueño, que ha de escalar utopías calladas, acariciadas, susurradas, en el calendario; donde nuestros deseos, arañan minutos, que se pierden, sin meditar en nuestras necesidades; que se refugian en la tristeza de nuestras derrotas; que inventan excusas para sonreír en el día , en la noche; con miedo a equivocarse entre salir a la calle con abrigo, o salir acompañados por las sabanas. Tal vez, el día y la noche, sean espejos que romper.
© Todos los derechos reservados) Ana Tapias
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