El paso del tiempo, dibuja invisibles cicatrices en nuestro cuerpo;
que sigue caminando bajo la lluvia, como si la vida fuera fácil; que sigue soñando en cada amanecer, como si la vida fuera eterna; que sigue
saltando entre la ruinas del olvido, como si la vida fuera memoria; pero la
vida, es erosión de nuestro cuerpo, que se deja vencer por el mañana, donde
alguien, a quien apenas dijimos” te quiero”, llorara cerca de nuestro ataúd
cerrado; para no encontrarse con nuestra juventud; que fue un horizonte atrapado en la red del destino,
donde solo se salvan la viejas fotografías, que hablan de razones para sonreír a
pesar de la despedida.
© Todos los derechos reservados) Ana Tapias
No hay comentarios:
Publicar un comentario