La tía María, guardaba fotografías; que
por conveniencia del destino, he descubierto en la casa de mis padres;
desconozco quienes eran, estas personas, que posan en blanco y negro; ajenas a
mi supervivencia; desinhibidas de mi sufrimiento; encajadas en mí no nostalgia;
que no las reclamaba como parte de su herencia emocional; que se perpetua en
viejas fotografías, de mis bisabuelos, y de mi tío Amador( tío-abuelo) a quien
abrazo con la memoria de mi abuela, de mi madre, que me hablaban de su corta
vida, que he aprendido a descifrar; y ellos, sé que conjugaban el sentimiento
de mi tía María; que vagaba entre sus rostros felices, para desembarcar su soltería
en compañía; y ellos, a los que hablo en mis amaneceres invisibles, me cuentan
sus vidas, que adquieren textura en mi corazón, que sueña con ser
imprescindible para su recuerdo.
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